Hola, hola, ¿qué más pues? El día que les envié la carta hablando justo del presente pasó algo que se conectó: alguien de Riosucio que conocí cuando era niña, que fuimos vecinas, se murió. Pasé muchos días pensando en ella porque lo que contaron fue que se levantó respirando mal, la llevaron al hospital y luego murió. Era tres años mayor que yo y tenía una hija de 12 años, creo que esa era la edad, en todo caso una niña todavía. Me hizo pensar en que uno de mis mayores miedos siempre ha sido que la mamá se muera. Pequeña, cuando todavía rezaba por las noches, siempre le pedía a Dios que cuidara a la mamá, por favor, que no quería ser huérfana. Todavía no quiero ser huérfana, así ya esté grande y sea adulta. Y, sin embargo, la muerte es siempre una posibilidad que nos mantiene vivos. Desde ese día he estado escribiendo poemas sobre muertos. El tema me atrapa. Desde el viernes el punto de partida de los poemas ha sido la ropa con la que enterraron a los muertos que están en mi bolsita de muertos: el papá, la abuela Blanca, la abuela Consejo, la tía Judiela. Ahí voy. Me he reído mucho con las cosas que se me ocurren en los poemas, por ejemplo, en el de la abuela Blanca, escribí:
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Carta No. 6
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Hola, hola, ¿qué más pues? El día que les envié la carta hablando justo del presente pasó algo que se conectó: alguien de Riosucio que conocí cuando era niña, que fuimos vecinas, se murió. Pasé muchos días pensando en ella porque lo que contaron fue que se levantó respirando mal, la llevaron al hospital y luego murió. Era tres años mayor que yo y tenía una hija de 12 años, creo que esa era la edad, en todo caso una niña todavía. Me hizo pensar en que uno de mis mayores miedos siempre ha sido que la mamá se muera. Pequeña, cuando todavía rezaba por las noches, siempre le pedía a Dios que cuidara a la mamá, por favor, que no quería ser huérfana. Todavía no quiero ser huérfana, así ya esté grande y sea adulta. Y, sin embargo, la muerte es siempre una posibilidad que nos mantiene vivos. Desde ese día he estado escribiendo poemas sobre muertos. El tema me atrapa. Desde el viernes el punto de partida de los poemas ha sido la ropa con la que enterraron a los muertos que están en mi bolsita de muertos: el papá, la abuela Blanca, la abuela Consejo, la tía Judiela. Ahí voy. Me he reído mucho con las cosas que se me ocurren en los poemas, por ejemplo, en el de la abuela Blanca, escribí: